73 años después podemos decir sin miedo a equivocarnos que nos encontramos ante una China más fuerte, próspera, y relevante que nunca.
Por Fabián Pizarro desde Beijing
Hoy comienza la “Semana dorada” en el “Gigante asiático”, siete días en la mayoría de los chinos detienen sus actividades para conmemorar su día nacional. ¿Cómo lo celebran? Por tradición, se aprovechan esos días para viajar dentro del país y visitar a sus familia, para disfrutar de paseos familiares o simplemente para descansar.
Hace 73 años, el 1 de octubre de 1949, el entonces presidente Mao Zedong proclamó la fundación de la República Popular China desde la Plaza Tiananmen de Beijing. Atrás quedaban 22 años de guerra civil de la que emergió victorioso el Partido Comunista Chino y un siglo de continua injerencia de potencias extranjeras en la política interna china, el famoso “Siglo de la Humillación”.
El 1 de octubre de 1949, 300.000 habitantes de la capital se reunieron en la plaza de Tiananmen para celebrar solemnemente el gran acto de proclamación de la República. Entre los vítores y aplausos de las masas populares, el Presidente Mao Zedong declaró con toda seriedad en la tribuna de Tiananmen: "¡El Gobierno Popular Central de la República Popular China se ha fundado hoy!"
Ese primero de octubre, quizás sin saberlo, China inauguraba una nueva época, un momento clave que sacudiría el tablero geopolítico y económico mundial con una potencia que, ya unida bajo una misma bandera y un mismo liderazgo, entraría en pura efervescencia, esa efervescencia que tiene hoy al “Gigante asiático” como la segunda potencia mundial.
73 años después podemos decir sin miedo a equivocarnos que nos encontramos ante una China más fuerte, próspera, y relevante que nunca, con una clase media en continua expansión y unas redes comerciales que abarcan los cinco continentes. China ha dejado de ser un país emergente, para convertirse es una potencia.
Pero China no es sólo de hoy, ni es reciente por sus siete décadas de república; es y ha sido una civilización milenaria que, igual como representa la invención de la pólvora o del papel, entre otras, también lo hace de la caligrafía, pintura y poesía para conformar “el arte del pincel” en expresión de una calidad superior o por excelencia del arte chino; o de la poesía del Libro de las odas; o de Li Po, el poeta de la luna y el vino, el más grande del siglo de oro (s VIII) de la poesía china.
Estamos ante un momento histórico en el que China y Latinoamérica tienen mucho por hacer y aprender. El entendimiento mutuo entre nuestras naciones, el intercambio comercial y cultural, y sobre todo la mirada común, son sin duda el camino que debemos transitar, hacia una amistad verdadera y duradera.
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