top of page
Fabián Pizarro Arcos

Los canales al paraíso perdido: Suzhou, la “Venecia China”

Con una historia de más de 2.500 años, la “Venecia China” es un destino turístico imperdible en el “Gigante asiático”.


Por Mariana Guerrero, creadora y editora de la revista Amigos de Uruguay y China


Cuando pisas por primera vez las tierras extranjeras que estás visitando sientes una adrenalina totalmente desconocida hasta el momento… e intriga, ganas de conocerlo todo, curiosidad que se desborda en nuestro interior. Así pisaba por primera vez la ciudad de Suzhou en el año 2006. En aquella época no conocía nada de China y muy poco de su idioma, había escuchado los rumores pasajeros que la llamaban la “Venecia china”. Esto impulsó aún más mi curiosidad y me adentré a conocerla.


Para la nota mental, Suzhou está a una hora en tren desde Shanghái en la provincia de Jiangsu, los nombres de sus calles no aparecen en las guías; aventurarse en estas condiciones supone un reto por partida doble para el extranjero: descifrar el nombre de las vías en un alfabeto plausible y averiguar si se corresponde con el misterioso pasaje en el que te encuentras.


El centro de Suzhou ha sobrevivido (o casi) al devenir de las épocas y el modernismo. Los caprichos tecnológicos que invaden las enormes ciudades chinas aún se mantienen a raya en esta Venecia china. Demuestra que todavía quedan rincones que el masivo consumo no logró conquistar.


Con estas condiciones y todo el conocimiento que un mapa turístico me podía proveer llegué por primera vez a una fábrica textil en China. Siempre me había preguntado cómo serían estas fábricas, que tan grandes eran, ¿serían tan imponentes sus maquinarias como cuentan? Recuerdo con linda extrañeza que el dueño de la fábrica era una mujer, su marido el encargado. Este conversaba en inglés con los extranjeros mientras les hacía un recorrido por el lugar. Gracias a la amabilidad que caracteriza al pueblo chino, me llevaron a conocer los principales lugares turísticos a la vez que me contaban su historia. Me maravillaba la naturaleza que descubría, los jardines de delicados diseños y sus serenos estanques, una increíble paz que nunca había visitado.



La historia de sus aguas

Fundada en el 514 a.C. por el rey He Lü; el pueblo chino intentó dominar las desafiantes corrientes de agua y ponerlas a su servicio, lo que resultó en un equilibrio entre la convivencia humana y la natural: una de las ciudades más bellas de Asia. Por tanto, su historia se remonta a más de 2.500 años, naciendo como una ciudad de canales fluviales en lo que circulaba un importante centro político, industrial y comercial. Suzhou fue un notable paso de la Ruta de la Seda y por ello todavía se mantienen ciertos negocios tradicionales vinculados a lo textil.


Suzhou ha logrado una armonía entre su significativo desarrollo comercial con su imperante naturaleza. Una misión sumamente difícil en estas épocas, pero mantiene su reputación de “Ciudad de los Jardines”, “ciudad acuática”, “ciudad de los canales”, respetando el Gran Canal que fluye por la citadina humanidad. El paisaje fluvial rodeado de los coloridos jardines hacen a una imagen de una hermosura indescriptible.


De esta forma, Suzhou presume sus indómitos y extraordinarios jardines al mundo, como canales al paraíso perdido. Los más visitados son el Jardín del León (Lín Yuán), el Jardín del Retiro de la pareja (Ŏu Yuán) y, siendo el favorito de los turistas, el Jardín del Administrador (Zhuōzhèng Yuán).


Sobre los años 1500, en adelante, la Dinastía Ming construyó la osadía natural del jardín Zhuōzhèng Yuán que deja atónito a cualquier espectador. Este es el mayor jardín privado de Suzhou. Se divisan tres partes que se intercomunican entre sí a través de puentes, calles sinuosas, laberintos de piedras, bosques de bambúes y estanques sobre los que reposan los suaves lotos.


A su vez, en una zona escarpada con colinas, arroyos y bosques de bambú se encuentra un curioso museo de bonsáis. Se trata del Jardín de la Familia Bao (Shexian). Una majestuosa construcción entre la naturaleza que demuestra cómo el arte y la cultura milenaria se hacen uno en China.


Además de los mencionados, en su época de mayor esplendor Suzhou llegó a tener 400 jardines rodeados por estos pasajes fluviales, de los cuales se conservan 80 y 10 de ellos abiertos al público.



El recorrido


Cuando emprendemos esta aventura por los jardines de Suzhou nos asalta la temible -y real- idea de que no vamos a poder visitarlos a todos. Así que ¡prepárense! porque su visita recién comienza y será en partida doble. En mi caso, sentí que no podía dejar de visitar la calle Shantang, que tiene más de dos mil años de historia, y disfrutar de la gastronomía del lugar. Comprar unos ricos té es de mis mimos al alma favoritos.



Lo que más me llamó la estación fue atestiguar, entre esta milenaria calle peatonal, un local de Mcdonald's. A mi regreso, en el año 2017 -la segunda parada obligatoria-, había pasado 11 años sin visitar mi querida Suzhou y toda la ciudad había cambiado muchísimo. No solo estaba aquel local de fast food, también, se le había sumado más estaciones de tren, líneas nuevas de subte, hoteles con escaparates modernos, nuevos shoppings. Pero, aún entre esa multitud modernista, reconocí la misma paz en sus jardines.


Aunque Suzhou no era la misma de hace 11 años, al igual que mi vida, había cambiado bastante, seguía manteniendo su mágica esencia. Éramos como dos amigas que se volvían a encontrar y se mostraban sus historias.


En este recorrido hay dos calles que no te pueden faltar: Ping Jiang Road y Shan Tang Jie. Ambas gozan de una respetable admiración debido a las encantos que presentan.


Ping Jiang Road se exhibe bajo un manto de hermosos farolillos de colores se descubren las casas de madera empotradas en el tiempo, dentro de un antiguo pavimento empedrado, las tiendas de seda, los aromáticos té y las típicas tienditas callejeras. Un ambiente que se degusta con un delicioso dulce de regaliz o el legendario pastel de luna (tradicionalmente elaborado para celebrar la Fiesta del Medio Otoño). Ping Jiang Road conserva la imagen de un pasado remoto que resiste los cambios que había visto cuando llegué. Luego, la calle Shan Tang Jie se destaca por convivir junto a uno de los canales más populares, lo cual impacta visualmente y expone la estampa de Suzhou por excelencia.


Como les había vaticinado, Suzhou no se descubre en un solo viaje -aunque las guías garanticen lo contrario-. Existen maravillas imperdibles como la Colina del Tigre y la Pagoda del Templo Norte, o las Pagodas Gemelas (Luohanyuan Shuangta) y el Templo del Misterio (Xuanmiao Guan). Un destino que nos sorprende a cada tramo.


Mis queridos amigos lectores, este es un lugar que te enajena de todo, sin un ápice de dudas te deslumbran. Un destino desafiante, polifacético y sugerente. Tal como algunos refranes populares mencionan: “en el Cielo hay un paraíso, en la Tierra están Suzhou y Hangzhou”.
















0 comentarios

Comments


bottom of page