Por Pablo Rovetta, analista y escritor uruguayo sobre temas de China
Después de haber llegado a Beijing en julio de 1975, al poco tiempo de haber entrado el nuevo año, tuve la ocasión de conocer una de las tradiciones culturales más importantes de la civilización china la Fiesta de la Primavera, que en ese año de 1976, marcaba el comienzo del llamado Año del Dragón. Desde entonces han pasado ya 48 años y este 10 de febrero pasaré mi quinto Año del Dragón relacionado con China.
Entonces yo vivía con mis padres y una de mis hermanas, Laura, en el Hotel de la Amistad. Con Laura ya habíamos comenzado nuestras clases de chino, ibamos y veníamos entre el Hotel y el Instituto (ahora ya es una Universidad) en bicicleta, disfrutado como niños al ver la nieve por primera vez en nuestras vidas y poco a poco nos íbamos adaptando a vivir del otro lado del mundo sin contar con todos los avances tecnológicos que tiene actualmente la humanidad.
En enero de 1976 cumplí mi mayoría de edad en Beijing. Apenas estábamos empezando a luchar para aprendernos los cuatro acentos de la pronunciación en chino, a que nuestra lengua hiciera movimientos particulares y a soplar o no al pronunciar diferentes palabras. No llevábamos muchos caracteres aprendidos, o los aprendidos se nos olvidaban, cuando de pronto empezaron a aparecer en las entradas a los edificios faroles rojos y carteles con dos palabras que aprendimos, no sé si a escribir bien, por lo menos a reconocer 春节(Fiesta de la Primavera).
¿Qué era eso de la Fiesta de la Primavera Ni idea. Es verdad que viniendo de Uruguay habíamos empezado a vivir las cuatro estaciones del año al revés. O sea que esa primavera equivaldría a nuestro otoño uruguayo...pero en la escuela habíamos aprendido que el otoño en Uruguay empezaba el 21 de marzo. ¿Por qué en China iban a celebrar una fiesta que llamaban de la primavera un 31 de enero en medio de un frío invernal
En un país en el cual se trabajaba seis días a la semana (¿quién utilizaba entonces el término 周末 -fin de semana-), y los únicos feriados del año eran el 1 de enero, 1 de mayo y 1 de octubre, ésta tenía que ser una ocasión muy especial ya que mis padres -al igual que los demás trabajadores chinos- iban a tener cinco días de vacaciones.
En esos años sin Internet, lo poco o mucho que fuimos aprendiendo sobre este acontecimiento tan importante en la vida del país fue a través de los que nos comentaban los colegas de trabajo de mis padres, los funcionarios del llamado Buró de Expertos, y algunos profesores chinos, todo ello por supuesto en español, ya que nuestro nivel de chino no daba para más que intercambiar algunos saludos.
El único libro que teníamos como referencia era la Guía Nagel´s sobre China, en francés, publicada en 1975, un verdadero tesoro que aún se conserva en la casa de mi familia en Montevideo.
El 1 de enero habíamos celebrado el año nuevo, y entonces los dos caracteres chinos que aparecían en las calles decían 元旦 y ahora descubrimos que íbamos a pasar otro, esta vez según un llamado Calendario Agrícola 农历 con miles de años de historia, relacionado con las fases de la luna y también con la posición de la Tierra en relación con el Sol, y que tenía una importancia fundamental tanto en la cultura del país como en sus actividades agrícolas.
La Fiesta de la Primavera marcaba el fin del invierno y el comienzo de la primavera para las actividades agrícolas, aunque obviamente debido a la extensión territorial de la China del siglo XX, no en todas las partes del país iba a ser igual.
Nos explicaron que había doce animales en ese calendario, y que el dragón era el único mitológico de ellos, y también las características de la gente que había nacido en un año determinado y relacionado con uno de esos doce animales. Cada doce años, se volvía a repetir el ciclo. A diferencia de nuestro horóspoco que tenía relación con el mes en el cual habíamos nacido, en China era diferente, y lo que determinaba el caracter de una persona era el año del nacimiento.
En la China de 1976, sin embargo, ningún medio de prensa hizo referencia al Año del Dragón. Eso era algo que sólo se mencionaba a nivel popular. A veces, en lugar de preguntar la edad, lo que se quería era saber el animal correspondiente al año en el que uno había nacido. Esto era también muy importante a la hora de concertar un matrimonio; los nacidos en el año del animal X no se llevan bien con los nacidos en el año Y, o viceversa.
El del dragón, nos dijeron, era un año muy importante, ya que era un animal muy relacionado con la civilización china. Y por eso muchas parejas querían tener un hijo dragón. Entonces, la política de planificación familiar permitía tener dos hijos por matrimonio, no sólo uno como ocurrió años más tarde. Pero para mantener esa política, en esos días se incrementaba la propaganda sobre la planificación familiar y los métodos anticonceptivos.
En esa época había matrimonios que vivían todo el año separados, y la Fiesta de la Primavera era la única ocasión que tenían para estar juntos, y por eso las brigadas de planificiación familiar se encargaban de recordarles cuál era la política del gobierno al respecto y les asesoraban y aconsejaban sobre el uno de diferentes métodos anticonceptivos.
Aparte de esos matrimonios que se reecontraban, la tradición marcaba que en esa Fiesta de la Primavera las familias tenían que reunirse para entrar juntos a ese año nuevo y por eso, todos aquellos que podían hacerlo, con el permiso de sus instituciones de trabajo, intentaban regresar a sus 老家 (la tierra natal de sus antepasados) Y ya entonces, en una China que tenía poco más de 900 millones de habitantes, se producía el fenómeno conocido como 春运 (los viajes con ocasión de la Fiesta de la Primavera) el mayor desplazamiento en el mundo de seres humanos en tan poco espacio de tiempo, fenómeno que se mantiene hasta la actualidad, aunque con mejores y más modernas infraestructuras y medios de transporte.
Mis padres, al igual que todos los extranjeros que trabajaban en organismos estatales chinos, fueron invitados a un banquete en el Gran Palacio del Pueblo, y los organismos donde trabajaban nos invitaron a una o dos casas de sus compañeros de trabajo para cenar o almorzar juntos.
Fue para nosotros la primera vez que íbanos a entrar en la vivienda de un ciudadano chino. La cena fue en apartamento de un edifico de cinco pisos, sin ascensor, donde nos esperaban -aparte de los dueños de casa- otros compañeros de trabajo. Allí tuvimos que participar en la ceremonia de hacer 饺子 jiaozi,una especie de empanadilla o raviol. Con una mano teníamos que agarrar una porción redonda de masa de harina y con la otra, ayudados por los palillos, había que agregarle el relleno y luego cerrar la empanadilla, y cerrarla bien era lo más importante. Confieso que no se me dio nada bien este experimento. Pero era un acto de unión entre todos los que estábamos en la casa.
Pero los jiaozi eran sólo una parte de una cena que incluía todo tipo de platos (entradas frías, platos calientes con carne, verduras y doufu) y durante la cual se bebía mucho y siempre brindando entre todos. Otra de las cosas que aprendimos fue que la cena tenía que terminar con un pescado, debido a un juego de palabras que querían decir que tenía que ser un año de abundancia.
También aprendimos entonces que durante la Fiesta de la Primavera era el período del año durante el cual la gente comía más y mejor. En algunos casos, era la única oportunidad que tenían de comer carne, como lo recordó el actual presidente, Xi Jinping, hablando de sus años de juventud en el campo. También era la época del año en la cual la gente se acostaba más tarde y la televisión y la radio extendían sus horarios de emisión para transmitir la velada nocturna de la Fiesta de la Primavera, un programa especial con cantos, danzas, y los famosos diálogos comicos 相声 que tanto hacían reir a la gente.
En una China muy convulsionada por movimientos políticos (el primer ministro Zhou Enlai acababa de fallecer el 8 de enero), la Fiesta de la Primavera era el momento del año menos político y más divertido y lúdico.
En las universidades, fábricas y organismos estatales, se donaban o vendían a bajo precio, huevos de gallina u otros alimentos que normalmente no eran tan fáciles de conseguir y también se regalaban a vendían entradas de cine, de teatro, o de otros espectáculos.
Además los dirigentes máximos del Partido tenían que visitar a las masas, a los héroes de la guerra, y lo mismo hacían los dirigentes de cada institución. Así los jefes y compañeros de trabajo de nuestros padres nos visitaron en el Hotel de la Amistad.
A medida que, como consecuencia de la apertura al exterior de China, la globalización y la aparición de modernas técnicas de comunicación, la Fiesta de la Primavera es cada vez más conocida, y celebrada en diferentes países del mundo, no dejo de asombrarme al ver, en nuestro mundo de habla hispana, expresiones como las de Año del Dragón de Madera; será por mi torpeza, pero no llego a entender por qué desde el exterior -incluídas algunas personalidades y entidades amigas y muy relacionadas con China- utilizan expresiones que no veo ni en China, ni en los países o regiones con gran influencia china -como por ejemplo Singapur-. .... En fin, como dice el refrán doctores tiene la Iglesia...
Nuestra primera Fiesta de la Primavera fue un maravilloso descubrimiento sobre aspectos de la cultura china que desconocíamos por completo, y desde hace más de 48 años no he dejado de aprender y de descubrir cosas muy interesantes sobre la misma. Lo lindo fue aprenderlo in situ, observando, escuchando, como tantas de las cosas que he aprendido y sigo aprendiendo del país.
Casi ya medio siglo después, y a punto de entar en mi quinto Año del Dragón, las cosas han cambiado mucho como consecuencia del rápido y espectacular desarrollo económico y social que ha vivido China; pero aún hay fenómenos o acontecimientos que me recuerdan a ese año 1976, como por ejemplo las visitas de los dirigentes a las masas o lo del 春运 -a pesar de los grandes avances en las infraestructuras del país - al tiempo que han surgido -o resurgido- costumbres que no existían entonces como por ejemplo la de regalar sobres rojos, con dinero, a familiares y amigos.
En todo caso, como dice la canción lindo haberlo vivido pa´poderlo contar. O como dijo el maestro, vivir para contarlo.
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